
En el mes de octubre, Villa La Paz celebra su 167º aniversario recordando una historia de esfuerzo, fe y comunidad. La fundación del pueblo, ocurrida el 17 de octubre de 1858, marcó el inicio de una de las colonias valdenses más significativas del país, surgida del encuentro entre inmigrantes europeos y la Sociedad Agrícola del Rosario Oriental.
Edgardo Malán, escritor e historiador oriundo de la localidad, recuerda que los primeros colonos llegaron perseguidos por motivos religiosos, y tras firmar un contrato con la Sociedad Agrícola, se establecieron en tierras fértiles que ofrecían nuevas oportunidades. Aquellos primeros días no fueron fáciles: bajo lluvias persistentes y con escasos recursos, las familias se refugiaron en carretas y levantaron un galpón que sirvió como templo, escuela y vivienda. En pocos años, su trabajo y ahorro permitieron saldar las deudas y consolidar la comunidad.
Con el paso del tiempo, los valdenses de La Paz se destacaron por su espíritu pionero: crearon el primer puente de hierro carretero del país, una escuela mixta —única en su época— y el primer liceo rural del Uruguay. Su vida de campo, basada en la autosuficiencia y el comercio con Rosario, dio forma a una sociedad laboriosa y solidaria, guiada por el pastor Miguel Morel y su visión moral y comunitaria.
Hoy, 167 años después, Villa La Paz mantiene viva esa herencia. Cada 17 de octubre, el pueblo se apaga para iluminarse con antorchas en una ceremonia sencilla pero profundamente simbólica, que reúne a vecinos y descendientes valdenses de todo el país.
Escuchamos el relato de Edgardo Malán, historiador y escritor de Villa La Paz, quien comparte más detalles a esta gran historia.